10 nov 2009

Jornadas por la Igualdad


Siempre termino con la pilas cargadísimas en este tipo de saraos. Y es que no hay nada mejor para subir la adrenalina de una feminista que unas jornadas donde conocer, discutir, reflexionar sobre la situación de las mujeres...
¿Qué pasa con las mujeres en la universidad? Que son más ellas que ellos y que estudian mejor. Que, sin embargo, llega un momento en que ellas abandonan los estudios y ellos continúan. Adivinad cuál es ese momento. ¡Bien, habéis acertado! Llega el momento de cambiar pañales y muchas mujeres abandonan la tesis, el doctorado, la vida profesional para dedicarse a la biológica. Dado que vivimos en un país que no se adapta a las nuevas realidades de las mujeres modernas (ni siquiera hay guarderías en las universidades), hay que elegir.
Me he enterado de una enfermedad "femenina", la clorosis, que apareció a principios del XIX y terminó a principios del XX, nadie sabe cómo ha sido pero la clorosis ha desaparecido. Era una dolencia de lo más extraño, la neuromialgia del siglo XIX. Un claro tratamiento de género en la enfermedad. Conocimos a una enfermera de las que tuvieron que trabajar en el franquismo llevándole el cafetito al médico y aguantando su malhumores...
En cuanto a la ley de Reproducción sexual y Reproductiva, me he enterado de algunas cosas que no sabía. Que el nombre abarca mucho, pero que se queda sólo en ley del aborto. Que siempre tiene que estar discutiendo todo el mundo, sobre todo políticos, lo que sólo a nosotras nos atañe. Que el PP no está para perder el tiempo y no va a las mesas donde lo convocan para hablar sobre la ley del aborto socialista; ellos se dedican a hacer leyes caritativas como la de Protección a la Familia. Que no consigo serenarme con el tema del aborto...
Y si hablamos de la prostitución me sumo en un estado de total "caldero de emociones". En ello estuvo Elena Simón que es la Sibila del sentido común, o al menos a mí me lo parece. También influye el que ella dice exactamente lo que yo pienso, pero lo dice de forma conciliadora, irrebatible, algo de lo que yo seria incapaz. Es que cuando Elena se pone a hablar no te queda otra que escucharla atentamente, que no se te pierda ni una sílaba...
El debate sobre la legalización o no legalización de la prostitución es un debate falso, según Elena. Quien quiera dedicarse a la prostitución, puede darse de alta de autónomo y a trabajar tan ricamente, nadie se lo va a impedir ni le van a meter en la cárcel. ¿Qué es lo que quieren legalizar exactamente? ¿Quieren equiparar la prostitución a cualquier otra profesión? ¿Para qué, para que les podamos ofrecer a nuestras hijas la carrera de puta? ¿Las matricularemos en un máster sobre "el oficio más antiguo del mundo"? ¿O será una asignatura optativa en Trabajo Social? ¿O tendremos diálogos kafkianos como "Hola, soy Alicia y trabajo de administrativa", "Encantado, soy Eduardo y trabajo de macarra".
Cuando terminan las jornadas te das cuenta que no, que no hemos arreglado el mundo, ni vamos a poder hacerlo hoy ni mañana, pero... ¡que divertido y enriquecedor es haberlo intentado, reuniendo energía femenina en estado puro en un salón de actos de la universidad!

4 comentarios:

Mercedes Pinto dijo...

Pienso que, si tanto proclamamos nuestro derecho a continuar nuestra gestación o no, ¿por qué no vamos a decidir si ser putas o no? Este tema me parece absurdo, que cada mujer ejerza el oficio que le venga en gana. Otra cosa, yo fui universitaria, y tengo que decir que en ningún momento me sentí marginada por mi género; me abrieron las mismas puertas que a los hombres, otra cosa es que yo considerara cruzar las que me parecio conveniente.

yosune dijo...

Buenas¡¡¡¡
Qué guay que te hayan dado fuerzas las jornadas¡¡¡

La verdad es que quedan todavía muchos debates encima de la mesa y tenemos que seguir trabajando por ellos...
Ya tengo tu último libro... pero lo reservo para cuando termine mi mudanza (es la enésima), tumbarme en el sofá de mi nueva casa y paladearlo con tranquilidad y gustirrinín... con el lío que tengo ahora no puedo pararme a leer mucho...
besos pancha¡¡¡¡

Angie Simonis dijo...

Bueno, Mercedes, precisamente en las jornadas se comentó que la enseñanza es el único sector donde hay verdadera igualdad de oportunidades. Para estudiar, es lo bueno de este país, chicos y chicas tienen exactamente las mismas oportunidades. El problema viene, como ya digo, cuando se trata de hacer una tesis, un momento que suele llegar alrededor de los treinta, el mismo que la mujer de hoy elige para tener un hijo. Y ahí no tiene nada que ver la enseñanza, sino la sociedad, que te obliga a elegir entre tesis o hijo. No me lo invento yo, son los datos y las estadísticas.
Y respecto a la prostitución, me parece terrible que en una sociedad igualitaria la mujer pueda elegir un trabajo tan humillante, la cosificación de la mujer llevada al extremo. Todo ello disfrazado de "libertad" y hasta con aura glamurosa.
Las mujeres deberíamos estar pidiendo todas a gritos la abolición de la prostitución, es mi opinión, sino es que tampoco entre nosotras nos consideramos iguales.

Mercedes Pinto dijo...

Estoy por la igualdad de derechos tanto como tú; pero no me hablas de esto, me hablas de una igualdad ficcticia. No es la sociedad quien exige a una mujer que elija entre hacer la tesis y tener un hijo, es nuestra propia naturaleza. El embarazo, el parto, posparto y lactancia, para bien o para mal, son circunstancias que nos ocurren a nosotras. Si a los treinta años una mujer decide tener un hijo, pues que se espere a tener la tesis hecha, porque lo que por ahora no es posible es que lo tenga el hombre, en el caso de que quiera compartir su maternidad. No creo para nada que la sociedad tenga que ver en esto. Además, pregunto: ¿Es hacer una tesis un trabajo más construtivo, útil y digno que tener un hijo? Las dos cosas a la vez, por ahora, son harto difíciles, de manera que es una cuestión de elegir. Mal comparado, es como si un manco se empeña en ser microcirujano, por supuesto, tiene los mismo derechos que el resto, pero tendrá que sacrificarse hasta que surja una solución para su problema. Por otro lado, la hipocresía sobre la prostitución me supera. No es este un oficio que haya surgido espontáneamente y sin sentido. No. Ha sobrevivido a los tiempos por una cuestión de demanda, y creo que lo que no podemos consentir es que las mujeres que lo ejercen esten constantemente expuestas a todo tipo de peligros. No encuentro ninguna diferencia de bulto en ser prostituta y otras muchas profesiones, como la de modelo, pongamos el caso, pero se me ocurren muchas más, ambas viven de su cuerpo y han de dejar el cerebro en casa cuando van a trabajar.